domingo, abril 01, 2012

Pláticas surrealistas

Sucedió hace algunas semanas, era sábado precisamente. Recuerdo que estaba sentado en el patio de la casa disfrutando la tarde cuando de pronto vi salir de su escondite a Dartañan -mi tortuga-. Tenía mucho de no verla pues como ustedes saben las tortugas se duermen todo el invierno y despiertan hasta la  primavera -o hasta que se les incha-. La vi vacilar un poco mientras caminaba, como desperezándose. Siempre me han gustado las tortugas aunque no sé por qué, si no hacen muchas gracias que digamos, así que me quedé fascinado viendola, esperando que ella también me descubriera ahí sentado en la mecedora oxidada del patio. De pronto me vio -supongo- y se me acercó lentamente, cuando estuvo lo suficientemente cerca alcancé a acaricierle el caparazón, entonces sucedió algo increíble, Dartañán giro su cabeza hacia mi y con una casual voz ronca y por demás varonil me dijo:
-Tengo hambre.
-¿Qué?, ¡no ma..! -me levanté de la mecedora totalmente sorprendido por lo que mis ojos veían y mis oidos escuchaban.
-Qué tengo hambre cabrón, ya sabes, comida, combustible, pipirín, traga, ¿ya?
-Eeeh, estás hablando.
-No que va, estoy bailando la lambada wey. Mira si no vas a sacar comida me largo, total de mejores lugares me eh ido.
-Ok, ok.

Sin dejar de sorprenderme entré a la cocina y busqué algo de lechuga, la cual como que no le agradó mucho, cosa que yo no sabía:

-¿Tanto tiempo dormido y me traes lechuga normal? no mames, de perdido traeme de la orejona wey.
-Oh pos es que no eh ido a la despensa.
-Ta bien, ¿entonces de un juguito de zanahoria ni hablamos verdad?
-Conformate con lo que hay. Ahora dime ¿por qué hablas? ¿por qué nunca me habias hablado?
-Porque nunca te habia visto tan jodido, mirate, que fachas,además estas canoso, te veo viejo, cansado, ojeroso y sin ilusiones.
-Bájale, que sea menos.
-A ver dime ¿que ha pasado mientras estaba invernando? seguro sigues de pedote.
-No como crees.
-Si, recuerdo esas borracheras que a cada rato haces, me caen gordos los borrachos que vienen a querer adueñarse de mi patio y por eso los agarro a mordidas, el otro día les puse una chinga.
-Si, por eso te metí a una tina para que dejaras de molestar jajaja.
-Ah como eres maricón paztorcito, ¿ya traes vieja o sigues llorandole a la otra?
-De haber sabido qué eras así de gacho, hubiera preferido no enterarme de que hablabas Dartañancito. Mejor dime ¿las tortugas creen en Dios?
-Eso no existe mi buen, comprende una cosa: en esta vida nomás existen las presas y los cazadores, los abusados y los pendejos, hay que gozarla porqué el día menos pensado te carga el payaso. ¿Sabes algo?, te voy a contár un gran secreto que ningún ser humano conoce, esto te hará ser superior a todos ellos. Pero traete un juguito de zanahoria, orgánico por favor.

Lamento decirles que es todo lo que recuerdo de esa plática, yo tenía ya largo rato tomando cerveza sentado en esa vieja silla oxidada de mi patio -desde antes del encuentro con mi tortuga- y soló desperté hasta que los rayos de sol del otro día comenzarón a molestarme en mi rostro. Lo primero que hice fue buscar a Dartañán, le hablé, pero solo se me quedaba viendo, yo sé que me entíende, pero por alguna razón ya no me habla y les juro que todo esto fue real, por lo menos en mi mente. Quizás algún día volvamos a conversar.

P.D. Este post es dedicado a todas las tortugas blogueras del mundo.
P.D.2 Ningúna tortuga fue lástimada en la realización de este post.