lunes, agosto 30, 2010

Esas cosas que a uno le suceden

De esas veces que voy a la farmacia a comprar algunas cosas -no, no andaba comprando condones- me atiende una chavita que más bien parece que no sabe nada de la vida, así que como todo buen mexicano prefiero buscar yo mismo las cosas que ocupo, al momento de pagar me doy cuenta que no traigo mas que $40 pesotes en la cartera, así que pago con mi tarjeta de débito. Ya de regreso en el carro, decido ir a un cajero automático a sacar algo de billetes, pues si bien no me gusta traer mucha lana, y siempre que puedo uso la tarjeta para pagar -se me hace más práctico, además se pueden ganar una fabulosa vaporera para ropa- tengo que echarle gasolina al carro que ya me la anda rayando por manejar en la reserva de la reserva y no en todas las gasolineras aceptan tarjetas de débito.

Me estacioné y entre al cajero, estaba dentro un wey de unos 40 años con 2 niños como de 4 y 6 años respectivamente, los niños no se que chingaos tenían pero estaban grite y grite haciendo un desmadre bien sabroso, en ese momento pensé que si fuera yo su padre ya les hubiera dado unas patadas voladoras y un martinete a cada uno para que dejaran de chingar, pero ¡ah! que bonito debe ser el ser padre, mejor me calmé, y me acerqué al otro cajero -era uno de esos donde hay 2 máquinas dentro del cajero-, el tipo salio y yo agradecí a todos los dioses -los dioses del futbol, los dioses paganos, los dioses ocultos y todos los demás que recordé en ese momento- por haber sacado esos pinches entes demoniacos llamados niños de aquel cajero tan reducido. En ese momento me di cuenta que mi máquina no funcionaba y me pase a la de al lado -donde estaba el tipo con los niños- y al querer meter mi tarjeta no me dejo, en la pantalla alcance a leer "¿desea hacer otra operación?", a la madre, sin pensar en absolutamente nada, oprimí "no", -¿pos que pinche operación voy a querer hacer? ¡si no soy médico cabrón!- y salió la tarjeta de este señor, voltee hacia afuera y alcancé a ver que le hacia la parada al camión, "¡heeeeeeeey!" grité bien fuertote con esa voz de hombre que a veces me sale los domingos, sobre todo cuando ando crudo, pero ¿pos dentro del cajero como me iba escuchar?, que wey, así que salí corriendo y alcancé al tipo cuando -batallando un chingo- ya se estaba subiendo al camión con los 2 niños. Le digo "se te olvidó" mostrandole la tarjeta, y me responde "carnal, muchas gracias, neta, es que estos huercos....", "si, supongo" le dije y me fuí.

De verdad que en ese lapso de tiempo no pasó nada por mi cabezota, sería porque andaba solo o no sé, luego pensé, le hubiera sacado un billetillo y luego le regresaba la tarjeta, jojo, pero naaa, la verdad es qué no me nacen esas cosas, y no porque "¡ay! debemos ser buenas gentes" y bla bla bla, simplemente lo hice como un experimento para que algún día, cuando yo también me apendeje el karma -si es que existe- me regresé esta buena acción, o no sé, para que un día alguien desinteresadamente me pague unas cheves, vamos, tú, querido lector, podrías ser el alma caritativa que demuestre que las buenas acciones hacia los demás nos traen buenas cosas, así que ¿quién es el primero?.

martes, agosto 24, 2010

Algo muy breve

Todo indica que para ser "exitoso" en este país se debe estar en el extranjero, ser famoso y hacer muchos billetes, o al menos eso es lo que promueve la televisión, que como todos sabemos es el mayor influyente de las masas en nuestro país.

Pasando a otros temas, ¡ser bigotona es símbolo de belleza mundial!, ¡toma eso Tiziano!. Felicidades muchachas.

martes, agosto 17, 2010

Cuanta rapidez

A mediados de los noventas yo no tenia carro -por supuesto-, ni celular, era de los pocos que usaban constantemente el internet (más por diversión que por alguna otra utilidad) y sin embargo creo que fue una buena época, para todos los ahora estamos entre los 25 y 35 debió serlo. La cosa más inquietante era el famoso problema del año 2000 y hasta ahí, al menos no había bloqueos y nadie hacia pedo por salirse de su casa sin el celular.

Lo que no me gusta de esta época es la rapidez en que todo transcurre. Las modas -aunque ciclicas- son rapidísimas, el internet esta al alcancé de todos y todavía hay gente que dice no tener tiempo para estudiar, cuando ya hay carreras que puedes realizar en línea, ahí esta todo: cursos, programas, tutoriales, libros, ¡libros! ¿sabes lo que es, amigo puberto, tener que ir caminando hasta la biblioteca que esta en la otra colonia bajo el riquísimo sol de Monterrey, para preguntar si tienen un libro de tal o cual tema y así poder terminar tu tarea? -transcrita a mano por supuesto-. Personalmente no cambio por nada un libro real, tocar la textura de sus hojas, oler su tinta, aunque se diga que esa industria desaparecerá. Admito que bajo música de la red, como todo mundo, pero todavía conservo esa tradición de ir de vez en cuando a comprar un disco de alguno de mis grupos favoritos, abrirlo cuidadosamente, ver el arte del disco, leer las letras, y escuchar detenidamente canción por canción, lo mismo con las películas que realmente me gustan, y obviamente las veo primero en el cine.

Estamos en una época en que todo lo consigues rápido y fácil, aunque eso no siempre es lo mejor, todo está enfocado a ponernos desesperados si no podemos conectarnos al twitter o saber de algo en facebook, como si eso fuera tan importante, piensalo bien y es como si fuera un consumismo desmedido, nos hemos hecho huevones hasta para escribir, porque a quienes les preguntas que por que escriben con "k" en lugar de "qu", te contestan que no es porque no tengan buena ortografía -no, si todos son unas eminencias de la lengua-, si no que es más rápido así, ¡aaaay weeeey! como si me escribieras cosas tan interesantes -pienso yo-. La gente se saca de onda cuando le dices que no tienes facebook, ni un telefonito de esos donde puedes estar "conectado" todo el tiempo y checar tus correos, o radio, ¡uta!, pues así me gusta vivir.

Ahora ves morros de 16 años que ya tienen 2 hijos, y a las 20 ya se divorciaron porque se dieron cuenta que la regaron, no mamar uno a los 16 años todavia veia Mac gyver, o Viajeros en el tiempo. Supongo que estoy ruco, pero a mí me gustaba más batallarle un poco para conseguir las cosas que realmente valían la pena. Es como ver que alguién tiene todo y no lo aprovecha, en lugar de eso se queja. Pero vamos, ¿quién soy yo para criticarlo? -y no lo hago ,solo digo que no me gusta de esta época-, seguramente lo mismo sintieron nuestros padres respecto a nosotros, ¿no?.

jueves, agosto 12, 2010

Seré un hombre nuevo gracias a este gran regalo

Hace unos días recibí un correo que entre otras cosas decía:

"HOLA BUEN DÍA:

POR MEDIO DE EL PRESENTE ME PERMITO INFORMARLE QUE EN EL ULTIMO SORTEO DE EL LIBRETON USTED RESULTO GANADOR DE EL SIGUIENTE PREMIO:

VAPORERA PARA ROPA H&B


PARA ENTREGARLE SU PREMIO....etc."

Ingas -pensé-, ¿yo para que quiero una vaporera de ropa? se oye como si fuera una olla para lavar ropa hirviendo, además, ¿porqué nunca me gano un machete, unas llantas pal carro, o algo así?, es más, un paquete de calzones me sería más útil. Aunque bueno, para empezar ni sabia que era eso de "vaporera para ropa", así que investigué, pero no encontré nada con ese nombre. Después una amiga me dijo que era algo así como una plancha pero que usaba puro vapor, esto hace que sea más fácil planchar la ropa, y a parte, duran más tus prendas, su valor estaría estimado entre $1,000 y $3,000 pesos, según me dijo. Así que ya sabiendo eso no me disgusto tanto, aunque bueno, yo ni plancho -no porque alguien me planche la ropa, simplemente porque casi solo uso playeras y jeans de mezclilla, y/o por huevón porsupuesto-, y las pocas veces que lo hago es porque de plano la prenda si se ve muy gachona así recién lavada.

Ya me vi con mi planchita de vapor, ¡Voy a conquistar el mundo con ella!, todo el mundo dirá en la calle: ahí va ese buen hombre de Dios, con bombín y su plancha de vapor, que el señor guarde su bondad.
Próximamente haré un post donde les contaré sobre la ceremonia de entrega de este gran regalo, y seguramente saldré en las noticias.

jueves, agosto 05, 2010

El extraño caso del atentado con gomas de mascar

Eh comenzado a pensar que a alguien no le caigo bien. Ya es la segunda vez que encuentro un chicle pegado en el cofre de mi carro:




(cosa que me vale madre por supuesto)

No entiendo como yo, una persona culta e inteligente, que no saluda a los vecinos, que le vale madre si hay balaceras en las calles, o si alguien se anda peleando y ni me asomo, que no barre la entrada de su oficina, que llega con la música a todo volúmen, que agarra el pedo ahí mismo, pueda ser objeto de un atentado como este (unnn momentooo).

Que tragedia, una persona más en el mundo que me odia porque, ó dice que soy muy serio, ó muy raro, ó un pendejo, ó sepa la madre. No me queda más que decirle a esa persona que no es el último ni el primero, que tome su ticket y haga fila, ¿no?.

lunes, agosto 02, 2010

Don Homero el tendero

"Don Homero el tendero" le decíamos al señor que atendía el nuevo changarro de la colonia, rimaba chido. Siempre se le veía de buen humor, de esas personas que todos califican como "bonachonas", hacia bromas, atendía a todo dar. Nosotros, unos chamacos de secundaria, íbamos a esa tienda porque aparte de que era buena onda don Homero, tenia un par de maquinitas muy buenas. En esos tiempos uno no se detenía a pensar en que si un oficio es mejor que otro, o como una persona termina trabajando en algo.

Un día que nos la perreamos -ir de pinta-, nos fuimos a la tiendita de don Homero el tendero, eramos solo un amigo y yo, y entre que ya no teníamos feria para las máquinas y la buena platica de don Homero, nos quedamos ahí. "Pinches computadoras, un día se van a apoderar del mundo" comenzó diciendo don Homero el tendero, mientras nos veía terminar de jugar el street fighter, "tengo esas máquinas porque me dejan dinero, pero a mi me despidieron por una computadora fijensé" continuó platicando, mientras veíamos como su rostro cambiaba del señor bonachón que todos conocíamos, a uno de melancolía. "Yo trabajaba en una empresa grande y tenia un buen puesto, ganaba mi feria, no crean, pero un mal día me llego mi jefe con una pinche computadora, y me cambiaron por ella, un día así le va pasar a mucha gente, discutí con los gerentes de la empresa, me pelee con mi esposa, y a los pocos días sufrí un infarto", mientras decía eso se desabotonaba la camisa de cuadros que portaba y nos mostró una gran cicatriz en el pecho, "No crean que siempre ando de buenas, pero aquí traigo ya una bomba de tiempo, el doctor me recomendó no hacer corajes, llevarmela tranquila, y por eso rente aquí esta esquina para poner la tiendita....no se compara con lo que ganaba antes, ni como vivía pero que se le va a hacer?, tengo un hijo en la primaria, dos en la facultad y una esposa que mantener, a mí ya no me dan trabajo en ningún lado por viejo...". Esa tarde regresé a mi casa un poco triste, por pensar que a veces la gente tiene que aparentar andar feliz nomás porque no le quedó de otra, porque así de mamón es el destino.

A los pocos meses, un deposito chingón y otras tiendas se pusieron en la misma calle que la de don Homero, no le quedó de otra que cerrar, supongo. Ayer en la tarde, mientras regresaba a la oficina lo vi, no creo que me haya reconocido, pero no era el mismo señor bonachón de aquellos tiempos, se le notaba la pesadez de los años encima y el duro rostro de quién ya ha vivido cosas que te dan un giro en la vida.