jueves, agosto 18, 2011

Historias de la madrugada parte 2

Manejé sin rumbo fijo de nueva cuenta, mientras me decía que la ciudad estaba bien empinada gracias a nosotros mismos, desviaciones por todos lados, baches, un montón de basura eran el espectáculo nocturno que me acompañaba.

No recuerdo cuanto tiempo pasó, pero de pronto estaba conduciendo por una calle que estaba siendo remodelada pues hacia poco habían quitado los puesteros de 5 de mayo, casi al instante vi que me echaban una luz y me hacían señal de detenerme, era un policía, chale. Me detuve a su lado y bajé la ventana, era un wey de unos 22 años, ataviado con su chaleco antibalas y pistola a la cintura. "¿Por qué tan rápido joven?, ¿no ve que hay un bache muy grande alli adelante?". Chale ni cuenta me dí -en efecto habia un mega bache adelantito-. Se acerco otro policía que parecía ser mas joven y me empezó a tirar el típico choro para asustar a la raza: que si vas a exceso de velocidad, que a donde voy, que si no seré halcón, que cuantas cheves traigo en el coche etc. Yo estaba tranquilo, creo que me sentí bien de encontrar a alguién con quién platicar en ese rato después de que no puede seguirla con mis camaradas porque o al otro día jalaban, o porque ya tenían sueño, o por lo que fuera. En una de esas preguntas le reviré al policía: oye carnal, ¿y no les da flojera quedarse aquí toda la noche?, digo ni carros pasan, ¿no se avientan sus coyotitos derrepente?. Los dos se me quedarón viendo como sacados de onda, y uno de ellos -el que me hizo la señal de alto- le dijo al otro a ver hablale al jefe...

Uta, ora si me van a poner una buena calentada por andar de hocicón, pensé.

De la patrulla que estaba estacionada a unos 10 metros bajo un tipo alto y delgado, noté que estaba canoso. Jefe aquí el joven anda conduciendo a exceso de velocidad a estas horas, le dijo el achichinclé. Oh pos que pasó, si andaba bien, además ni hay tráfico mire -señale la calle-, el Jefe se echo a reír, a ver bajate mijo. ¿Que pasoooo? si estamos chupando tranquilos, En buena onda, no pienses mal hijo, bajate del carro.

Al contrario de sus achichincles el me saludó de mano, me dijo que estaban ahi para vigilar el área y que en efecto a veces se cansaban de estar ahí sin hacer nada, pero que asi es el trabajo, le pregunte su nombre y aunque dudó un poco si me lo dijo, lo que no me quizo decir es donde vivia, por obvias razones pero cuando el me pregunto por donde vivía yo resultó que el vivió mucho tiempo por mis rumbos, los otros solo nos escuchaban y se sorprendían de que ya estabamos cotorreando como si nada, me contó que le gustaba andar en los cerros de joven y me recomendó algunos recorridos porque a mi también me gusta andar en el monte, y hasta hablamos de cada uno de los balazos que tenia el y de cuantas veces la había "librado" , le comenté algunas de mis broncas y me dijo nombre cuidate no andes en la calle a estas horas, esta cabrón el pedo ahorita, y ya para terminar el Jefe me contó algunas cosas sobre la inseguridad del estado y algunas otras que iban a pasar, pero me pidió discreción. Ya para ese entonces eran las 5:30 a.m. apróximadamente y nos despedimos. Les pregunte si tenían hambre, y los dos chalanes me dijeron que si, entonces les dejé ahí para los tacos, no sin antes agradecerles la buena plática, cuando nos veas en la calle saludanos carnal y si tienes broncas ya sabes te hacemos el paro -alcancé a oir mientras aceleraba lentamente el carro - y bueno uno a veces lo único que necesita es alguien que lo escuche.

1 comentario:

Àngello dijo...

jajaja, chale compadre, que buena platica agarraste con el poli, la verdad que no todos son ojaldras, pero pos chido por eso.

saludos...