Anécdota etílica

Ayer estaba tomandome unas cervezas con unos amigos en un restaurant bar. Pediamos unos tarritos a los cuales les cabe mucha cheve (discutiamos sobre si le cabian 3 o 4). Todo transcurria normal entre pláticas y risa, ya saben, la bolsa de valores, filosofía, existencialismo y física cuántica son siempre los temas que se tratan en esas reuniones. Al lado nuestro habia una mesa llena de pubertos (algunos 15) entre los cuales habia 3 o 4 pubertas también. Habia pasado ya buen rato cuando nos tomamos varios tarros de esos, la neta no traiamos mucha lana, asi que faltaba poco para irnos, cuando de repente los pubertos de al lado se levantaron y se fuerón, cual seria nuestra sorpresa al percatarnos de que habian dejado una jarra y la mitad de la otra llena de cheve!, no mamar, y nosotros ahi con ganas de mas cheve, habian pasado ya varios minutos y entre la discusión y los comentarios de que como chingaos podian hacer eso con la pobre cheve que no queria otra cosa mas que se la tomarán decidimos hacer lo que todo hombre respetable haria en esos casos: tomar la jarra llena de cheve para nosotros. Lo cual hicimos al instante. Después de un rato entrarón algunos weyes de los que habia en esa mesa y se sentarón de vuelta en la misma mesa de al lado. Al parecer solo habian salido a despedir a las viejas que habian estado con ellos y ya exclamaban algo enojados que alguién les habia robado una jarra de cheve...

Plop!