miércoles, noviembre 21, 2007

El cuatro y medio

Cuando era un puberto inberbe ayá por epocas preparatorianas, habia un chingo de maestros bien singulares, los "perros" y los "barcos". Uno de los mas singulares era aquel a quien todos apodaban -en secreto- "el cuatro y medio", era un tipo alto y robusto que siempre llegaba vestido con camisa y pantalón de vestir, daba física y era mas bien catalogado en el grupo de los maestros "perros", hablaba fuerte y nomas de verlo inspiraba respeto, era cabrón el maestro ese, aunque eso si, sabia un chingo y la neta a mi siempre me gusto su forma de dar la clase.

El apodo que entre la raza -y muy cuidadosamente, pues sabe Dios que castigo nos daría si el se enteraba- se manejaba obedecia a su mano izquierda, pues le faltaba parte del dedo medio. A pesar de todo esto el maestro siempre utilizaba su mano izquierda para señalar el pizarrón o simplemente para hacer ademanes cuando hablaba. Era hipnotizante, y muy difícil ponerle atención cuando hacia eso, simplemente tu vista se quedaba en su mano. Habia muchas leyendas del porque de la falta ese dedo, algunos decian que lo habia perdido en una sierra eléctrica, otros que le habia caido un objeto pesado en un taller que tuvo, etc.

Juan Carlos era un compañero del salón, de esos weyes tranquilos, que se llevaban bien con todos, y de quien nunca te esperarias que hiciera algo fuera de lo normal, pero bueno todo puede pasar, recuerdo que un día tuvimos un exámen y a todos nos fue de la chingada, el maestro estaba algo enojado -que maestro se enoja cuando les va mal a sus alumnos? hasta ahora me cae el veinte de que ese profe era muy chido jeje-, y bueno, comenzamos a revisar el examen junto con el maestro quien nos hiba diciendo la forma correcta en la cual debimos haber realizado el exámen. nos preguntaba cosas y algunos no sabian que responderle, lo que hacia que cada vez el maestro se enojara más. Al llegar el turno de Juan Carlos el maestro levanto su mano izquierda y sorprendentemente la pregunta que le realizo fue: dime cuantos dedos tengo en esta mano?.

El silencio invadio el salón de porsi callado.

Qu...que? -respondio Juan-
Le estoy preguntando cuantos dedos tengo en esta mano -insistió el maestro con la voz mas alta que la primer vez-

Y si esta no me la responde bien de plano lo repruebo -sentencio el catedrático-

Pues cuatro y medio maestro -contesto Juan con más firmeza que un soldado en Irak-

El silencio sepulcral se rompio en el salón cuando el maestro sonrio y dijo "muy bien, me gusto su sinceridad jovén." Y el maestro mostró una de las poquisimas sonrisas que le vimos en todas las clases.

Creo que hasta hoy en día este relato se debe andar contando ayá en los salones y pasillos de la prepa.

Hasta pronto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ke buena respuesta de juan ^^

asi ccomo esa existen tantas leyendas urbanas , preparatorianas ....

jeje


saludoz mi buen paztor ;)

chaooo

Anónimo dijo...

orale...

es muy inteligente reirnos de nosotros mismos, el no estaba complejado de su mano... que chido!

aunque me imagino que uno que otro se aguanto una carcajada!

Nancy dijo...

Sabes yo en la facultad tuve varios maestros como el 4.5 mas que nada porque en ellos se notaba el deseo porque en nuestra cabeza entraran conocimientos y eso con la calidad del magisteriado hoy en día es algo que debimos agradecer mas.

Una anécdota graciosa que recuerdo fue en una clase de análisis estructural, un compañero se para en pleno examen a preguntarle al maestro una duda, diciéndole que le salía un resultado incoherente en sus cálculos y que no encontraba el motivo para tal cosa, el maestro volteó, vió a mi compañero y serenamente le dijo " seguramente ha de haber cometido alguna pendejada por ahí" claro que los demás empezamos a reírnos despacito y poco a poco se hizo la risa generalizada, además de que la cara roja de mi compañero preguntón ayudo mucho a que todos nos riéramos un buen con la respuesta del maestro.. a que tiempos aquellos.

Saludos Paz
Nancy

El Jaibo dijo...

Entonces la historia fue real. Fui alumno del cuatro y medio, allá por 1996 o 97. Entre otras historias que se contaban, era que el cuate se pasaba la vida en el Fresh Like, aquel barecito que ignoro si todavia existe, en el centro de San Nicolas. Lo que todavia sigue como incognita en mi cabeza es la razón por la cual perdió medio dedo. En algún momento me contaron que fue en un accidente automovilístico. Solo él sabe.